martes, 8 de noviembre de 2016

Técnicas: El Pastel

Sus colores relucientes han dado origen a su prestigio. Blando y suave o, al contrario, denso y dotado de un carácter fuerte, el pastel se presta a todas las composiciones. Todo depende de la dosificación de los tonos y de las técnicas empleadas.
  

Seco o diluido, en bruto o matizado hasta el infinito gracias al difuminado, el arte del pastel suele considerarse como una técnica de dibujo, o de pintura. Esto es especialmente cierto para el pastel al óleo, cuyo resultado se acerca al de la pintura.

Al contrario, los lápices y los pasteles secos cuadrados (llamados también pasteles secos "duros") se prestan a los trazados gráficos y a la realización de obras dibujadas.
             
Muy ricos en pigmentos, el pastel seco blando expone sus colores relucientes tanto en los grandes trazos como en las amplias zonas planas.

Superposición de colores

El pastel se expresa a través de las superposiciones de capas. Las mezclas de colores nunca se preparan con antelación y se trabajan en la superficie, sobre el papel. Por lo tanto, el color de éste último es fundamental. Éste se mezcla visualmente con el primer color aplicado, generando un matiz intermedio que tendrá aun más fuerza si el papel es de grano grueso: el pastel se deposita sobre todo en los relieves.
Hay dos métodos para mezclar los colores:
- Físicamente, mezclando los pigmentos.
- Ópticamente, aplicando un color sobre otro sin difuminar. Al registrar la yuxtaposición de tonos distintos, el ojo capta el matiz intermedio.

¿Seco o diluido?

Los pasteles secos son solubles en agua. Machacados en polvo y añadiéndoles agua, pueden aplicarse con el pincel, en aguada o lavis.
También puedes suavizar un trazado, reforzar u homogeneizar un detalle, volviéndolo a trabajar con el pincel húmedo.

Los empastes

Multiplicar las capas gruesas de pastel seco es arriesgado, ya que el papel se satura fácilmente y podría rechazar cualquier nueva materia.
Al contrario, debido a su naturaleza grasa, el pastel al óleo se emplea con frecuencia en empaste, sin riesgo de saturación.

¿Qué trazado y qué efectos?

Los pasteles secos (blandos o cuadrados)
Se utilizan de tres maneras:
- El canto de la barrita (A), frotado con gestos horizontales, para extender zonas planas y cubrir con rapidez las zonas amplias: utiliza un pedazo de dos centímetros mejor que una barrita entera, más difícil de aplicar uniformemente.
- La punta (B) o la arista (C), para dibujar con precisión.
- El extremo plano (D) (coloca la barrita verticalmente, perpendicular al papel), para obtener trazados gruesos y muy suaves.

Recuerda: la fuerza del trazo varía según la presión que ejerzas en la barrita y el grano del papel. Fluido y regular en una superficie lisa, será más brusco y entrecortado en un soporte rugoso.

El buen gesto: La diagonal del pastelista
A no ser que busques un efecto específico, es preferible manejar los bastoncillos en diagonal: aunque realices zonas planas, o aunque vayas a difuminar los trazos más tarde, intenta trabajar siempre en oblicuo y de arriba a abajo.

Los pasteles al óleo

Pueden utilizarse de dos maneras:
- Como lápices: luego fundirás o extenderás los trazos con el dedo o un pincel empapado en aguarrás.

- Como la pintura: retirando el color de un extremo de la barrita con ayuda de un pincel humedecido (con aguarrás), y aplicándolo en el soporte.

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